(click en la imagen para descargar el libro)
A mi hijo y a mi amada esposa.
- ¿Qué quiere? - me pregunta, un tanto inquieto.
- ¡Hablar con usted!
- Venga. ¿Qué pasa? - me preguntó cuando ya estábamos en su consultorio, parados, cerca de la puerta. Parecía irritado, fuera de sí. Entonces, yo largo estas palabras sin pensar.
- ¡Me siento jodido! - le digo.
- Usted no se siente jodido, usted está jodido.
Y agregó en seguida:
- Lo veo mañana.
No todas las personas tienen la fortuna de vivir la experiencia de la transferencia, situación en la que una persona cualquiera (o no se si cualquiera), se ve cautivada, asombrada por lo que dice o hace un otro. Por ejemplo, algún maestro al cual admiras y al escuchar sus palabras te das cuenta de que tienen un fuerte sentido y eso mueve tu percepción de la vida, o cuando te llama la atención por algún error, te cala en lo profundo de lo que eres; ante esta situación, podría decirles que existe algo de transferencia.
El señor Haddad en esta obra, realiza un diario no sólo de su vida, sino también de su paso por el diván de Lacan. Para aquellos que tienen un referente de esta experiencia (estar en análisis), saben que no hay situación más íntima que hablar de ello. Aún así, Haddad no cae en el exhibicionismo vulgar, ya que habla de su experiencia sin ese tono excesivo y presuntuoso que tienen aquellos que dicen saber qué es el psicoanálisis. Veo más bien un cuestionamiento hacia aquellos que compartieron este momento de auge y proliferación de la figura y palabra de Lacan.
No duda al hablar de la magia de Doltó, del poder de Roudinesco, de la catástrofe perversa de Miller; tampoco duda al hablar de lo problemático que es cuestionar a tus padres, cuestionar tus relaciones amorosas, cuestionar tu goce, cuestionar, cuestionar... Haddad es ese insensato huérfano que decidió caminar sólo y no adherirse a grupos, sectas o ismos; pienso que eso lo hace más ético, más verdadero.
No puedo negar que me vi plenamente identificado con el autor cuando habla de lo difícil que es sostener un análisis, de las contrariedades diarias de la vida, de la forma en que actúas y piensas después de unas sesiones, o incluso de los síntomas neuróticos que brotan cuando estás en movimiento. Por ello admiro a las personas que han sostenido esta apuesta lo suficiente para haber construido otra vida.
Reaperturo nuevamente este blog refiriéndoles este apasionante texto por lo conmovido que quedé por su lectura en mis viajes en el metro de la CDMX.
Sólo hay que tener cuidado si deciden leerlo, puede abrir puertas que no sabías que existían, o que no querías ver.