martes, 10 de mayo de 2011

Feliz día de las madres






CORALINE:

¿CUÁL DE LAS DOS BRUJAS ES MI MADRE?


Los cuentos de hadas podrían funcionar para permitirnos pensar en una forma distinta para enfrentarnos a los dragones. Los demonios de las historias tienen nombre, tienen forma, tienen figura y, al nombrarlos, es posible detenerlos.

Coraline es una niña dolorosamente desatendida, no mirada. Su deseo se centra en la posibilidad de ser vista desde otro lugar para, con ello, verse a su vez diferente. O, para decirlo de otra manera, tiene una demanda de ser amada. Papá y mamá también desean algo para ella, pero al pensarlo resulta mortífero: quieren que sea una adulta pequeña, que no juegue, que no se moje, que no se mueva, que no sea una niña. A la madre le fastidia que Coraline quiera cosas diferentes a ella misma, que pregunte distinto, que le gusten los guantes de colores vivos, que no sea como las otras niñas (que no sea como su madre). Al padre mientras menos lo distraigan, mucho mejor: eso le permite seguir estando fuera de la dinámica: no intervenir, estar periférico, mientras madre e hija se rasgan las vestiduras de puro pleito. De pronto, surge una alteración en la historia: una puerta, pequeña, oculta, pero visible. Coraline entra ahí en sueños (los sueños que funcionan también aquí como la expresión del deseo no conciente de la protagonista) y descubre una alteridad: al otro lado de la puerta, existe otro universo, en donde hay personajes parecidos al del mundo real, pero con atributos que ella siempre ha buscado: su madre la ve, cocina, es amorosa; su padre toca el piano para ella y es divertido. Todo se ve genial, todo huele bien. El jardín lleva sus colores. Hasta los vecinos se vuelven divertidos. Es el mundo de la placidez: la recuperación del paraíso perdido. El único detallito es que la gente ahí lleva botones cosidos a los ojos, situación que representa la negación: hace posible el no ver (no-velar) las imágenes que verdaderamente se producen en esa otra realidad. Negar o también producir el castigo o la consecuencia que operaría para Coraline por vivir su fantasía cumplida: regresar al lecho materno, al útero de la procreación (en el más puro simbolismo de la tragedia de Edipo Rey, el cual al perpetrar el incesto de manera involuntaria, decide sacarse los ojos a manera de castración, de punición).

Existen como ejemplo diálogos misteriosamente familiares, arrebatadores: “queremos que te quedes, Coraline, que te quedes con nosotros” “Sin ti me muero” “Hasta la voluntad más férrea se derrite con amor” ¿Acaso no es este el panorama de una relación familiar devoradora, demandante, totalizadora y también, al igual que en el caso de la primera madre y familia, totalmente mortífera?

Parecería que no hubiera a cuál de las dos elegir. Como que no existiera opción posible. Cualquiera de los dos mundos son totales y absolutamente imposibles de vivirse (en uno la incomprensión, Coraline no tiene lugar, ya que sus padres se encuentran sumidos en su propio narcisismo, en su profesión, en su vida de adultos en donde no le dan cabida a su hija. En el otro, todo gira en torno a ella, ya que metafóricamente la madre-ojos de botón necesita de su energía para seguir con vida: es una araña y la niña la mosca que la mantiene en existencia -sin ti me muero-).

¿Qué hacer? Parece que no existiera alternativa alguna…

Ante este panorama de soledad, de inmovilidad, surge un tercer elemento: un gato negro. Aunque aparentemente no simpatizaban Coraline y él de pronto se convierte en un ente curioso: habla y al hacerlo subraya cosas absolutamente congruentes. Cuestiona a la protagonista. Le hace devoluciones de manera metafórica, pero siempre permitiendo que sea ella quien decida, quien elija, quien elabore y quien finalmente se enfrente con la representación de la madre (que aunque en esta historia son dos madres, en la vida real en ocasiones son más de dos –representaciones- porque afortunadamente madre solamente una). Coraline tendrá entonces qué enfrentarse a la realidad: o bien entrar al espejo en el que ha colocado a sus padres (porque fue ella y no la otra madre quien lo hizo), a rescatarlos, a elaborar una figura y una representación distinta de ellos y recuperar la vista (perdón, los ojos perdidos) para lograr mirar mejor el mundo soñado y el mundo real; o bien, quedarse en el mundo de ensueño, de mentira, de fábula que la madre-araña le ha mostrado, en donde su deseo se verá finalmente fumigado.

Logra el objetivo: atraviesa fantasmas, ideas, miedos, representaciones, vaivenes… pero siempre quedará una pregunta: aquella puerta que atravesó… ¿ha quedado cerrada? ¿Realmente será imposible volver a ella? Porque Coraline crecerá y la tentación podrá permanecer en ella. La seducción de escaparse de esta realidad para volver a la fantaseada escena de amor-devoramiento. ¿Cuál de las dos madres, al final, resulta ser la bruja? ¿Cuál de las dos es la real, cuál es la que podemos encontrar en los hogares, compartiendo el pan con sus hijos?

Esta es una película de animación que puede llevarnos a la representación de una típica familia no solamente norteamericana, sino occidental: dos imágenes de madre que finalmente son una misma: tanto abandonadora como voraz y devoradora, con un solo encargo de arrancarle a la niña su deseo de convertirse en mujer y de lograr una vía real para hacer su propia vida. Ahora bien, a veces la voracidad no se vive tan amenazadora o angustiante… a veces esta aparente dulzura se siente en el cotidiano como la clásica mamá que le da todo a su hijo o hija, que le da tantos regalos, que le consiente todo, que le apoya en todo, que termina por hacerle saber el siguiente mensaje: “no eres capaz de salir a luchar por ti mismo” “mejor olvídalo… quédate en casa y cósete los ojos de la libertad” “no te vayas de aquí” “no estoy yo aquí que soy tu madre”, “ya no lo intentes, regresa –como si alguna vez hubiera salido- a casa, aquí te daremos todo lo que necesitas sin que tengas qué esforzarte” “para eso soy tu madre”.

La alternativa de Coraline, sin duda, será que se permita a sí misma armarse de una representación distinta de madre. Sí, ella será la que tenga qué salvar a los adultos… pero salvarlos en la representación que tiene de ellos en su mundo interno, para que sea capaz de incorporar que una madre tan buena en realidad se trata de una chupadora, que una madre abandonadora en realidad se trata de un fantasma… y con ello se dé a la tarea de construir una madre suficiente, en calidad y en amor, pero también en persona y en deseo, para que a su vez la niña pueda más adelante convertirse en mujer…deseante…

Nadia Irma de la Torre



Link para descargar la pélícula gracias a:

http://cineartemuerto.blogspot.com/2010/02/coraline-audio-latino-mu-1-link-tim.html









4 comentarios:

selduses dijo...

hola, ¿tu eres tonatiuh que daba clases en la hoy extinta univer, que siempre andaba acompañado del gran mtro Palafox?

El héroe vagabundo dijo...

Algo hay de eso. ¿ Quién eres ?

selduses dijo...

Soy Alejandro, del grupo donde estaba Yamahan, Leonardo, Alicio, me he dado cuenta que lamentablemente, si no estoy equivcocado, el maestro Palafox se nos a adelantado, mi correo es este seldusoner@gmail.com, si tienes un pequeño momento en tu agenda, para platicar de cuando fue lo del maestro, que has hecho aparte de tener un blog muy interesante, si sigues con tus proyectos de como ver cine, con tus clases, en fin Tonatiuh ojala podams vernos y platicar un ratote y que me puedas recomendar unos libros aparte de los que ya estan aqui saludos y cuidate

El héroe vagabundo dijo...

Por supuesto, me conecto por las noches. Si tienes face agrega la página y nos ponemos en comunicación, o pásame alguna cuenta de msn. Un gusto saludarte.


Vindicar el texto como el mapa de lo que discierne lo indiscernido, lo que entrevé seres donde sólo se ven y se escuchan “mensajes” de instituciones. Es una labor. Hacer que la escritura de la política, la historia y la filosofía vuelvan la mirada sobre las huellas de lo singular: la literatura, la poesía. Fractal debe su nombre a la geometría con la que Benoit Mandelbrot quiso encontrar un lenguaje que convirtiese al mundo en una hipótesis abierta, guiada por el misterio que requiere toda capacidad de asombro que se respeta mínimamente: “La realidad es un hecho impredecible”.

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